"Por estas cosas vale la pena estar vivo"
Después de la mala, al gran Bocha le llegó la buena: a partir de ahora, la calle Cordero llevará su apellido.
Avellaneda se puso de pie para rendirle culto al Maestro. Por medio de sus concejales, elegidos representantes de todo un distrito, se aprobó por unanimidad, a las 14.17 de ayer, designar Ricardo Enrique Bochini al tramo de la calle Almirante Cordero, desde las vías del ferrocarril (ex Roca) hasta Adolfo Alsina. Ahí, en esos casi 300 metros que se pegan a la cancha de Independiente en la que el Bocha, "respetuosa y dignamente, representó deportivamente a la ciudad", se leyó en el acto realizado en el Honorable Concejo Deliberante. Un homenaje que no conoce de colores de camisetas. Más allá de que fue promulgado por mayoría de hinchas del Rojo, quienes ayer se hicieron sentir con un cálido "Bo-bo-chini" cuando el ídolo, en persona, agradeció la mención. Y, emocionado, le confesó a Olé: "Por estas cosas vale la pena estar vivo". Es que apenas pasaron 22 días desde que se sometió a un doble by-pass coronario (ver Corazón valiente).
En el recinto de la Municipalidad se respiraba fervor. Se acercaron más de 50 curiosos. Y hasta Armando Bertolotto, titular de la Cámara, dejó el protocolo y se dio el lujo de que el Bocha pasara por su oficina para que le firmara una foto de un gol suyo a Fillol, por el Nacional 79. "No importa que los dirigentes de Independiente no le hayan puesto Bochini a la cancha. Que ahora se enteren que es el pueblo el que le pone nombre a una calle", le hacía saber su esposa, Graciela, a este diario. Es que este proyecto fue posible gracias a la iniciativa de dos hinchas sin banderas políticas. Cuando en octubre de 2005 el estadio fue bautizado Libertadores de América (superó por 252 votos a la opción de llamarlo Bochini), Javier Cantero (hoy de 49 años) ideó una manera de hacer justicia con el Bocha. "Fue un estandarte de Independiente y la Selección, pero ya dejó de ser exclusividad del Rojo para convertirse en parte importante de la cultura deportiva nacional. Si se identifica al pintor Benito Quinquela Martín con La Boca o a Carlos Gardel con Abasto, en este caso también corresponde que se perpetúe a Bochini", soñó. Jorge Alonso (55) se sumó a los dos meses y juntos abrieron todas las puertas. Incluso, consiguieron pasar por encima un decreto de 1969 que prohíbe denominar calles, paseos y plazas con nombres de personas que no hayan transcurrido diez años de fallecidas. Todo sin ayuda dirigencial. Porque el 15 de noviembre pasado el club decidió apoyar la propuesta, pero el 8 de diciembre, día del cierre del estadio, a estos dos hinchas se les prohibió entrar al campo para difundir la iniciativa con una bandera. "Cuando mañana la gente nombre Alsina y Bochini, también ellos se sentirán felices", los elogió el 10.
La ceremonia se cerrará cuando en los próximos días Baldomero Alvarez de Olivera, intendente de Avellaneda, coloque la plaqueta en la calle Bochini. Aunque hay un tramo (el que va desde Pavón hasta Ugarteche) que mantendrá la denominación. Por ejemplo, existe Cordero 10, pero no así Bochini 10, ya que la parte que cambia de nomenclatura va del 700 al 900 (la entrada principal del estadio está en el N°751).
"Cuando vine del Interior a hacerme un futuro viví debajo de la tribuna que daba a Cordero. Y logré darle alegrías a los hinchas. Por eso es un orgullo que esas dos cuadras lleven mi nombre". Y lo disfruta en vida...[/b]