Linux: El emblema del software libre celebra sus 20 años de vida Se usa mucho en supercomputadoras y empresas, pero no tanto en los hogares.
Algunos meses antes de que la URSS fuese disuelta y en su reemplazo naciera una Comunidad de Estados Independientes, en un frío atardecer en Finlandia, el programador Linus Torvalds
compuso las primeras líneas del sistema operativo Linux . A 20 años de aquel lejano acontecimiento, Linux ya es una realidad, un emblema del software libre, aunque aún no logra hacer pie a pleno en las computadoras hogareñas.
El 25 de agosto de 1991, mientras el joven Torvalds promediaba la carrera de Ciencias de la Computación en la Universidad de Helsinki, escribió en un grupo de noticias: “Hola a todos. Estoy haciendo un sistema operativo (libre) para computadoras AT 386/486. Llevo en esto desde abril y está empezando a quedar listo”. Esta fecha se fijó en el almanaque como el aniversario del Linux, el sistema operativo para computadoras que
sentó las bases del software libre y del desarrollo del código abierto. La principal característica es que su núcleo está
disponible públicamente para que cualquier interesado pueda experimentar con él, ajustarlo, usarlo libremente y, con los conocimientos adecuados,
modificarlo a su antojo .
Por aquella época, la idea de un sistema operativo que se pudiera instalar libremente en cualquier máquina, sin gastar un centavo en una licencia, era una
propuesta radical . No es casualidad que el término con que se lo asoció durante años fue “libertad”. Lo que estaba destinado a un ensayo ocasional se convirtió en
el emblema de toda una generación de programadores , que adhirieron sin dudarlo al proyecto y comenzaron a colaborar para lograr un producto que fuera robusto y también accesible.
Y mientras Windows y Apple facturaban millones con sus ventanitas de bordes redondeados, miraban
con desconfianza a esta fórmula innovadora que amenazaba su liderazgo. Para disipar los fantasmas que durante casi diez años se forjaron en torno a su figura, acusaban a Linux de tener
aspecto soviético , pero cada tanto le quitaban alguna idea. En un principio, iba a ser bautizado como Freax, un fusión entre la palabra freak (anormal o raro, en inglés), con free (libre), y “X”, en alusión a Unix, base de este sistema. Pero su creador terminó por decantarse por agregar la equis a su nombre de pila.
Y si bien la comunidad tecnológica lo recibió con los brazos abiertos y todavía lo ve como el mesías del software libre,
nunca resultó del todo simpático para quienes buscan un sistema armado y totalmente refinado, sin demasiadas complicaciones. Las mediciones más optimistas sobre la cantidad de usuarios indican que hoy hay
un 5,3% de personas que utilizan Linux . Las menos favorables, como StatCounter GlobalStats, que mide el sistema operativo con que uno ingresa a su sitio de Internet, señalan que hay
apenas un 0,76% . Seducir a los usuarios hogareños (algo que sí logra Windows) sigue siendo la gran deuda.
En la actualidad, de aquella versión de garaje que nació en un ambiente de PC queda muy poco. Se apuntaló la estabilidad, la seguridad y el hecho de estar respaldado por algunos colosos de la tecnología, han convertido a Linux en
una opción muy seria en las empresas . No es por casualidad que está instalado en el 92 % de las supercomputadoras, según el sitio especializado top500.org.