En el Centro Nacional de Investigaciones sobre Primates, de Wisconsin, Estados Unidos, Matthias, un mono rhesus de 28 años, está perdiendo el vello, tiene panza y su cara se está llenando de arrugas. Está envejeciendo. (El promedio de vida para los monos de laboratorio de este tipo es de 27 años).
En una jaula contigua, otro mono de su misma especie, Rudy, es la imagen misma de la vitalidad, a pesar de que es un poco más viejo. Rudy se ve delgado y lleno de energía. "La diferencia entre ambos es marcada", asegura Ricki Colman, científico de este centro y encargado de cuidarlos. Lo que no es tan evidente es que esta diferencia es el resultado de una simple modificación aplicada a su estilo de vida, que hace posible que Rudy y primates como él puedan vivir más años y de forma muy vital.
Este enfoque, denominado restricción calórica, consiste en ingerir cerca de un 30% menos de calorías que lo normal, aunque recibiendo cantidades suficientes de vitaminas, minerales y otros nutrientes. Al margen de la manipulación genética directa, la restricción calórica es la única estrategia conocida que permite alargar la vida en varias especies.
De qué forma esta drástica dieta afecta al cuerpo fue objeto de intensas investigaciones. Ultimamente, todos estos estudios comenzaron a arrojar resultados, a través de un torrente de información que indica que la velocidad con que se envejece es algo elástico, y que puede modificarse.
En este último año se vio que las dietas basadas en baja ingesta de calorías modificaron en varios animales las estructuras moleculares responsables del avance de males como el Alzheimer, la diabetes, el Parkinson, el cáncer y las dolencias coronarias.
Este año, algunos investigadores que se dedican a estudiar los efectos de la dieta en los seres humanos llegaron a decir que la restricción calórica sería más efectiva que la actividad física para prevenir enfermedades relacionadas con la edad.
Los hallazgos ponen en duda viejas creencias culturales y científicas sobre la inevitabilidad del deterioro del cuerpo. Se siguen investigando, de todos modos, nuevos medicamentos para retardar el envejecimiento. Richard Miller, patólogo en la Universidad de Michigan, calculó, haciendo una deducción de todos estos hallazgos recientes en animales, que una píldora capaz de imitar los efectos de la restricción calórica podría llegar a llevar la expectativa de vida de los seres humanos a los 112 años, y en algunos casos a los 140, pese que algunos ven a esta proyección como demasiado optimista.
Ya en 1935, Clive McCay, un nutricionista de la Universidad de Cornell, había descubierto que los ratones alimentados con un 30% menos de calorías vivían un 40% más que sus compañeros de laboratorio con dietas regulares. Los que menos comían eran también más activos y menos proclives a sufrir enfermedades propias de la edad avanzada.
Durante años, científicos subvencionados por el Instituto Nacional del Envejecimiento, de EE.UU., siguieron de cerca a los monos rhesus con dietas hipocalóricas. En la Universidad de Wisconsin, en donde un total de 50 animales sobreviven hoy del grupo original de 76, las diferencias comienzan a advertirse.
A pesar del entusiasmo científico generalizado, la evidencia de que la restricción calórica funciona también en los humanos es indirecta. A pesar de los promisorios resultados obtenidos gracias a los estudios de primates, algunos científicos dudan de que la restricción calórica funcione realmente en los seres humanos.
Un modelo matemático publicado en 2005 por investigadores de la Universidad de California, Los Angeles, y la Universidad de California, Irvine, vaticinó que el máximo aumento en la expectativa de vida de los humanos gracias a una dieta con menos calorías sería de un 7%.
Recomendado para obesos
Mónica Katz, directora de la carrera de Especialista en Nutrición con orientación en Obesidad de la Universidad Favaloro, dijo que la restricción calórica del 30% "coincide con la recomendación actual para personas adultas con sobrepeso y obesidad".
Para el presidente de la Sociedad Argentina de Obesidad y trastornos alimentarios, Alberto Livov, "la estrategia de la restricción calórica está aún en estudio en animales. Todavía no podemos decir que puede ser beneficiosa para alargar la vida de los seres humanos". Agregó que "las personas con un peso normal no necesitarían restringir el 30% de la ingesta calórica. Sólo necesitan ser selectivos en los alimentos que ingieren, incluyendo cinco porciones diarias de frutas y verduras", agregó.
Desde la Asociación Argentina de Dietistas y nutricionistas dietistas, se sugiere que para vivir saludablemente hay que:
# Comer con moderación e incluir alimentos variados en todas sus comidas.
# Consumir diariamente leche, yogures o quesos.
# Comer diariamente frutas y verduras de todo tipo y color.
# Comer una amplia variedad de carnes rojas y blancas retirando la grasa visible.
# Tomar abundante agua durante el día.
# Disminuir el consumo de azúcar y sal.