Son unos cincuenta médicos que trabajan para llevar "un estado de ánimo optimista estable y sostenido" a sus pacientes. Contaron a Infobae.com cómo personas en coma se acuerdan de sus "payasadas" al despertar
Con el convencimiento de que un buen estado anímico fortalece el sistema inmunológico, un médico psiquiatra y una psicóloga dieron vida, en la Argentina, en 2002 a los "Payamédicos".
Además de médico especialista en terapia intensiva, ecografista y psiquiatra, José Pellucchi es actor. Así fue que un buen día se le ocurrió ensayar escenas del espectáculo que realizaba en la terapia intensiva donde trabajaba.
Pese a que el experimento tenía sólo “fines humanitarios, no terapéuticos”, los “resultados positivos” que experimentaron los pacientes que presenciaron el ensayo hicieron que sea el comienzo de una actividad a la que Pellucchi denominó “hospiteatro”.
“Después conocí a Andrea (Romero)”, relató Pellucchi a Infobae.com, en referencia a la licenciada en Psicología que, recién llegada de Europa, “trajo” antecedentes del Viejo Continente en los que médicos trabajaban con payasos.
Antecedente que no fue tal, porque -luego de estudiar clown con Cristina Moreina y Raquel Socolowikz, las “importadoras” de la técnica a la Argentina- Pellucchi dio forma a la remozada versión local de Patch Adams.
“Argentina es el único lugar donde la mayoría de los ´payasos´ son médicos o estudiantes avanzados de medicina”, destacó Pellucchi, quien aseguró que lo que ellos hacen es “trabajo terapéutico con formato de clown”.
Asimismo, para el médico es imprescindible el conocimiento que aquí tienen de cada paciente, en comparación con otros países, donde “se trata que el payaso no se encariñe con el paciente”. “Acá hay un proceso, supervisamos cada caso”, insistió.
Los Payamédicos bregan porque el paciente se convierta en sujeto activo, no pasivo, por lo que lo convierten en “un actor más”, quien “se complementa con la música y los malabares”.
“Trabajamos llevando un estado de ánimo optimista estable y sostenido seguros de que eso fortalece el sistema inmunológico”, remarcó el profesional, quien informó que así como “se sabe” que una persona estresada tiene más posibilidades de enfermarse, “al revés pasa lo mismo: alguien con un estado de ánimo elevado se defiende mejor de las enfermedades”.
A lo que agregó: “Hay relación directa entre risa y liberación de endorfina, lo que en la práctica lleva a una disminución del uso de calmantes y analgésicos” en los tratamientos.
Actualmente, los Payamédicos hacen sus ´payasadas´ en el hospital de Clínicas, el Ludovica, de La Plata, y Muñiz (en las áreas de pediatría) y en el Bonorino Udaondo (donde “atienden” a adultos).
“A través del deseo” es como los payamédicos sustentan su actividad, dado que sólo esporádicamente reciben alguna donación de “narices, globos o vestuario”.
De jeringaracas y estetoflorios
Con el objetivo de “desdramatizar” objetos y utensilios relacionados con “prácticas invasivas”, los Payamédicos llaman de maneras graciosas y originales a su instrumental de trabajo.
Así es que denominan “jeringaracas” a lo que resulta de “el rellenado de una jeringa con lentejuelas”, que se usa a modo de maraca. Y “estetoflorio” es ni más ni menos que el estetoscopio que lleva una flor en su extremo, en lugar de la campana con la que se ausculta.
Con técnicas como éstas, José Pellucchi logró que un nene internado en el hospital Muñiz que no quería tomar su medicación (“un líquido blanco horrible”, en palabras del médico) retomara el tratamiento.
¿Cómo hizo? Imitó el remedio con una mezcla de leche en polvo y le propuso al pequeño jugar “a ver quién lo tomaba primero”.
Entre lo que más destacó de su tarea, Pellucchi contó que trabajan con pacientes en coma, a quienes someten a estímulos táctiles, visuales y sonoros, los que son “recordados” al despertar de ése estado.
La explicación: las vías aferentes (aquellas que “llevan” los estímulos externos al cerebro) están conservadas en el estado de coma, mientras que las eferentes (las que hacen el camino inverso) están afectadas.
“Éstas son personas que si bien no se expresan, sí son capaces de recibir estímulos del exterior”, destacó el médico, quien remarcó que “cuando se recuperan se acuerdan lo ´vivido´ durante el coma”, y en el caso de que eso no ocurra, “se van de este mundo más contentos”.
Al ser consultado acerca de la definición que daría a su trabajo, Pellucchi dijo que hacen “humor y amor”.
Y tras destacar que en diciembre (cuando obtengan su título universitario) se van a sumar alrededor de 70 payamédicos a la asociación, el profesional se despidió con un “payabeso”.