El cantante y compositor Adrián Dárgelos habla de "Anoche", el nuevo disco de la banda, que saldrá el 19 de este mes, y de por qué eligieron hacer canciones de tres minutos de duración
¿Quieres ser Adrián Dárgelos? Un ascensor que se detiene en el piso séptimo y medio, una puertita, un túnel y a tu disposición la cabeza del cantante más arrogante, mentiroso y desfachatado del rock en el instante mismo de enfrentar la composición de un nuevo álbum de su grupo, Babasónicos: "¿Cómo resolver el intríngulis de salir de un disco que para los demás fue exitoso? ¿Cómo hacer otro álbum que básicamente sea mejor, pero que cuando lo pongas no quepa ninguna duda, considerando que para todos no vas a poder superar nunca un disco como «Infame»? Entonces pienso: ¿hago un disco rarísimo y digo que soy tan bueno que nadie me entiende? ¿Hago lo mismo que hice en «Infame» y persigo el éxito de manera cobarde, sin ir hacia adelante? No, busco como un loco y me equivoco, y en esa búsqueda logro que las canciones de «Anoche» humillen a «Infame». Lo que me propongo es una empresa difícil, romántica, épica, en la que no me importa el dinero ni nada. Pierdo todo o lo gano, pero con dignidad".
Como hace quince años, cuando Babasónicos se juntó a ensayar por primera vez en la casa de un tío de un amigo en el sur de la ciudad, Adrián Dárgelos está convencido de que es el compositor y cantante de la mejor banda del planeta. Así y todo, el músico llega a la redacción solo en
su auto, pasa totalmente inadvertido entre oficinistas y secretarias que usualmente tararean canciones de Babasónicos y se presta durante casi dos horas a una charla, mate de por medio, sin ningún vestigio del vedettismo de estrella de rock con el que hipnotizó a toda una nueva generación de jóvenes.
El miércoles 19 se editará “Anoche”, el octavo disco de Babasónicos, con catorce canciones comprimidas en treinta y ocho minutos (un promedio de menos de tres minutos por tema) que parecen proponérselo todo: ser perversas, efímeras, eternas, sensuales, bailables, acusatorias, irresponsables, comprometidas y, como siempre sucede con la obra de este compositor deforme que se hizo un lugar en el cancionero popular, repletas de fantasía e ilusión.
Entonces, por qué mejor no hacer un trato que podamos sostener aquí: ser Adrián Dárgelos, al menos un rato, y transitar por los senderos del pensamiento informe de un hombre “que tiene la vida de un loco, como cualquiera”.
Camino uno: el disco. “«Anoche» es un disco que dice un montón de cosas contradictorias y pesadas. Como si fuera: Anoche, la experiencia que nosotros llamamos vida. Todas las canciones están cantadas en primera persona, pero cada una piensa distinto o miente. Es la experiencia de anoche de catorce primeras personas diferentes. O tal vez no, quizá todas esas canciones las escribí anoche. Este es un disco enrevesado de rock, por momentos somos como ZZ Top o Van Halen, no sé, tiene otro sonido.”
Camino dos: canciones de tres minutos. “Tiene que ver con cómo concebimos la forma de hacer arreglos, la inmediatez con la que resolvemos los shows. Creo que estas canciones duran poco porque pasan un montón de cosas dentro de cada una. Para qué extenderse más en la repetición. No repito miles de veces un estribillo, pero sin embargo las palabras tienen una fijación superpoderosa.”
Caminos tres y cuatro: Cromagnon. “Me parece que es una tragedia muy grande y negativa y que está muy viva, pero creo que yo no debería ni atacarla ni defenderla. Me siento muy mal porque fue una tragedia, pero no somos los que tenemos que decir algo, que aprovechen todos los que estaban en ésa.”
–¿A qué te referís cuando decís “en ésa”?
–A la del aguante, la de creer que el aguante es el rock y mezclar la idea de que el público es protagonista. El público sólo es protagonista de su propia emoción. Mirá qué buena frase, ¿no? Porque los músicos son esas cosas inalcanzables del rock, aunque después se tengan que tomar un bondi para irse a sus casas. Mientras están ahí, arriba del escenario, son Dioses del Olimpo del Rock.
Camino cinco: la música popular. “Jorge Serrano y Andrés Calamaro forman parte de una generación de músicos populares. Son unos genios y no llego ni de casualidad a ser como ellos... pero bueno, nosotros somos los únicos que afrontamos el compromiso desde el rock de hacer música popular. Porque no es que nos ponemos light. Ahora mis canciones son más enrevesadas y dicen cosas más problemáticas que antes, pero son música popular. Y no es mi afán de hacer música, sino asumir el compromiso de que lo que voy a hacer muy probablemente sea música popular.”
Camino seis: el rock. “Hay una canción con una cita de Virus en la que digo «sáquense caretas, cállense profetas, oigan un cometa gritar». El rock es esto, es arrogancia, ahhhhhhhhhh. Nada de humildad y ser igual que todos. El rock es una estrella que te provoca el impacto de lo inalcanzable, la fantasía del deseo.”
Camino siete: letra de “Falsario”, tema ocho de “Anoche”, cocompuesto por Dárgelos y el escritor Marcelo Cohen: “Parece que mentir no engaña. ¡Eh! ya me conocés, usame al revés, usame para probar. No, no es una apelación, ni astuta persuasión. Soy un profesional en alza”.
Camino ocho: orgullo de escritor. “La canción es un género en sí mismo, no es como la poesía ni como la novela ni el cuento. ¿Sabés qué me dijo Marcelo Cohen? Que en estas canciones había llegado a algo complejísimo en la literatura: lograr un interlineado que no sólo esconde un subtexto de doble interpretación, sino que tiene una tercera, una cuarta y una séptima lectura, que no sabés por dónde va el asunto realmente y que a la vez todas las historias son posibles con su contradicción. «No sé cómo escribís», me dijo.”
Camino nueve: no soy yo, soy otro, todo el tiempo. “Lo único que sigue presente en «Anoche» de nuestros discos anteriores es la mentira, el artificio del engaño. ¿Por qué me tengo que mostrar tal cual soy? ¿La fantasía no me hace ser distinto siempre? Componer es un poco eso también, jugar a que uno es un montón de cosas que no soy, sin por eso tirar un principio tan contradictorio como «ser facho». Eso nunca: nosotros no somos fachos.”
El recorrido por una mente como la de Dárgelos no resulta fácil, pero en la sinuosa contradicción uno puede hallar un discurso fascinante, con metamensajes y dialécticas con perversa provocación calculadora. Canciones de tres minutos con destino de clásicos populares y atemporales. La fantasía del rock.
Un disco incorrecto
El próximo lunes, Babasónicos será el encargado de cerrar la cuarta jornada del festival Pepsi Music (que comenzará mañana y se extenderá durante diez días consecutivos) y aprovechará para presentar en vivo al menos cuatro de las nuevas canciones (entre ellas, el primer corte de difusión, “Carismático”). La presentación oficial de “Anoche” se realizará el 5 de noviembre en Córdoba, y recién para marzo de 2006 están barajando la posibilidad de un concierto grande en la Capital Federal.
“Lo mejor de hacer música es la representación en el escenario, porque es un tiempo inaccesible para cualquier persona ordinaria, un estado distinto de la realidad”, asegura Dárgelos, y concluye: “El vivo es como el rock, donde todo puede fracasar. De hecho, hacemos discos para poder renovar nuestro repertorio y no aburrirnos, para poder seguir tocando, que es la forma con la que volvemos loca a la gente”.
El octavo álbum de Babasónicos, el de las canciones urgentes y bailables de apenas tres minutos, está repleto de hits potenciales que muy probablemente suenen hasta el hartazgo en las radios, en las cortinas de programas de televisión y en toda fiesta digna de su esencia que se realice el próximo verano. “Si uno leyera las letras solas jamás podría imaginar que estas canciones pudieran ser hits. Pero bueno, las canciones tienen su ángel –continúa el cantante y compositor–. Yo no miro televisión y no me importa que mis composiciones lleguen a ese lugar. Hago las canciones para que después no las pueda controlar y ellas por sí solas hagan un desastre tal que la abuela y el nieto entiendan dos cosas totalmente distintas y que los dos puedan disfrutar de esa contradicción. Este es un disco que instala un montón de ideas incorrectas.”