El título es el mismo: "Mosca & Smith, en el Once". Pero hoy, a las 23, cuando vuelvan a la pantalla de Telefé, los fanáticos de la serie que creó el año último la dupla de publicistas Agulla y Bacetti podrán jugar a encontrar las siete diferencias.
El espíritu también es el mismo. Eso está claro incluso en el afiche que se ve en todas las calles y que reza "La noche del Once. No lo tenemos a Dios, pero tenemos al hijo", aludiendo no sólo al ciclo de Maradona que tiene la competencia, sino sobre todo a la presencia de Pablo Echarri que hoy hará de Jesús en el capítulo inicial.
Pero las diferencias sobran. En principio, desde el tercer capítulo, el Smith que conocíamos ya no estará más. Pero ese día habrá otro Smith junto a Mosca, el personaje de voz ronca y bigote tupido que esconde a Fabián Vena. Efectivamente, Pablo Rago, el Smith del peinado afro, dientes saltones y voz chillona, se bajó del proyecto con sólo dos capítulos grabados. Desde el tercer jueves, entonces, el que estará en su lugar será Tomás Fonzi con un personaje que, casualidad o parentesco, también se llamará Smith y tendrá mucho del espíritu de su antecesor.
Nadie quiere explicar cómo ni por qué desaparece uno y aparece otro. Ni siquiera quieren revelar las características de este nuevo Smith. Sobre todo para capitalizar esa intriga en favor de la comedia que este año también tendrá nueve capítulos.
Pero más allá del misterio, parece que para nadie fue sencillo saltear esa diferencia casi esencial en la historia. "Sólo Agulla y Bacetti tuvieron fe en continuar. Para mí era muy difícil; yo creía que el proyecto se moría sin Pablo [Rago]. Es que no sólo era difícil por la trama, sino también por el actor. Pero la llegada de Tomy [Fonzi] fue fundamental. Tuvo sus temores de reemplazar a un personaje genial, que era una creación de Rago. Pero le encontró la vuelta", dice Vena, en un alto de la larga jornada de grabación.
Es cierto. Fonzi no hace más que confirmar ese temor en su propio cuerpo. Dice que aún ahora, tres meses después de estar en la piel del “reemplazante” todavía sigue preguntándose: “¿En qué me metí?”. Y sabe también que la mirada va a estar puesta en él, en cómo compone a ese nuevo Smith. “Yo era un fanático de la serie. El año pasado vi todos los capítulos. Por eso, cuando me llamaron Agulla y Bacetti, la verdad es que no me parecía viable «Mosca y Smith» sin Smith. Mi miedo era no poder entrar en el código, no poder entender a ese personaje que tanto me había divertido a mí el año pasado.”
Pero finalmente se convenció. Y sobre todo, lo convencieron. Le cambiaron el aspecto (otro secreto guardado bajo llave), lo “loockearon” y crearon al nuevo compañero, que acompañará a Mosca por el Once y que seguirá –o no– las órdenes del comisario Peluffo.
Ahora ya hace tres meses que Fonzi llega una hora antes del horario de grabación para que le hagan todo lo necesario y lo transformen en la nueva criatura.
Y en la grabación, por lo menos, todos parecen disfrutar de la nueva compañía. Se ríen. Todos –literalmente, todos los que participan de la grabación– proponen chistes y “como aquí funciona la democracia, se elige el mejor”, cuenta Vena, después de grabar una escena del octavo capítulo. Y es verdad, ensayan tres veces y los diálogos van variando de acuerdo con las carcajadas que provocan en el equipo técnico y de las ocurrencias que van surgiendo.
Pero fuera de las diversiones diarias, hay más diferencias para marcar.
Ramiro Agulla y Carlos Bacetti ya no son los productores del ciclo. Eso quedó en manos ahora de Telefé Contenidos y El Infierno. La dupla de exitosos publicistas son ahora responsables del libro de esta comedia que mantiene la ironía, el chiste bobo, y las referencias a la cultura popular como sellos propios. Los guionistas de esta nueva etapa son Marcelo Camaño, Martín Méndez, Sergio Bizzio y Leonel D’Agostino. Y el director tampoco es Diego Kaplan, como en 2004. Esa tarea quedó en manos ahora de Gabriel De Ciancio.
Las otras diferencias, quizá se perciban en pantalla. Pero en la esencia, todos prometen que seguirá siendo ese policial disparatado que se instaló el año último como un programa exitoso, con 25,8 puntos de rating de promedio.
Para Vena, en todo caso, el ciclo seguirá siendo el que le dio la posibilidad de crear “uno de los personajes más alucinantes que me han tocado y que no creo que me vuelva a tocar”. Y eso que lo dice con el cansancio y los tres kilos menos que implican las 10 horas de grabación diarias sumadas a sus corridas hasta el Teatro San Martín, donde sigue haciendo “La resistible ascención de Arturo Ui”.
“Mosca es un personaje hecho de detalles, y mucho tiene que ver con lo que no soporté en las otras tiras que me tocaron: levantarme temprano y con ojeras, por eso Mosca usa anteojos todo el día, y estudiar guiones, por eso Mosca habla mal. Tiene todos los códigos de barrio, es héroe y aventurero a la vez. Todo junto, es difícil que vuelva aparecer. Y además, me encanta quedar oculto detrás del personaje. Eso es genial: es lo que a un actor le gusta ser, diferente de uno mismo”, dice un Vena enamorado de lo que le tocó en suerte.
Fonzi todavía no puede hablar mucho de su personaje. Son las reglas de este juego de intrigas que se develará en dos semanas más, cuando le toque, a él también, entrar al Once para ser el otro Smith de “Mosca & Smith” .