En la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) se está horneando una nueva camada de inventores. Eso, al menos, es lo que surge de una muestra que se acaba de inaugurar en la sede de la Facultad Regional Buenos Aires y en la que sus más avanzados alumnos exponen los productos y proyectos que desarrollaron en el marco de sus carreras. Algunos de los inventos de estos alumnos veinteañeros sinceramente asombran.
Ayer en la inauguración de la feria — finaliza hoy a las 21, se lleva a cabo en Medrano 951, barrio de Almagro, y es gratuita y abierta a todo público— lo que más llamaba la atención de los visitantes eran los dos robots petisos que recorrían sobre ruedas las baldozas del amplio salón ubicado en la entrada de la facultad. Había que caminar con cuidado para no patearlos.
Ambos aparatos forman parte de un proyecto de nombre más complicado aún que la teoría de la relatividad: "Algoritmo de detección de líneas mediante visión artificial y control de trayectoria mediante lógica difusa".
En criollo, son dos robots en el que uno cumple la función de líder y, el otro, la de esclavo. Una de las máquinas todo el tiempo sigue a la otra. "La idea es que los robots puedan realizar tareas en conjunto y en forma coordinada", explica Rodolfo Cignoli, un alumno de 22 años de la carrera de Ingeniería Electrónica. Y añade: "Podría utilizárselos en la industria y en la minería".
Unos pasos más allá se expone una máquina que, al menos en lo estético, dice poco y nada. Parece un simple motor. "Lo es", confirma Damián Salinas (2
, alumno de Ingeniería Mecánica. La particularidad de este equipo desarrollado por el Laboratorio de Máquinas Térmicas de la Facultad es que anda a biocombustibles.
"Ya lo probamos con combustibles elaborados a partir de soja, de maíz y de girasol. Y en todos los casos tuvo un rendimiento similar al que tenía con gasoil pero generando menos contaminación ambiental", describe Salinas. Desde atrás, un profesor que no se identifica, le sopla: "La máquina sirve como generador de electricidad o como bomba de agua. Y al funcionar con biocombustible le permite al propio productor agropecuario producir su propio combustible". Se agradece la acotación.
Como para demostrar que no todos los inventos se relacionan con el mundo de la producción ahí está la creación de Sebastián Girardin y Julián Berenstecher: una ruidosa batería electrónica.
Girardin y Berenstecher, ambos de 27 años, cursan Ingeniería Civil y son amigos desde el secundario. Empezaron a trabajar en su instrumento musical en 2001 y recién ahora terminaron el primer prototipo. Suena, y se la ve, muy parecida a las que ya se comercializan. ¿La diferencia entre ésta y las importadas? El costo.
"Todavía no empezamos a hacerlas a escala industrial, pero la idea que tenemos es venderlas a alrededor de 2.000 pesos. Las de afuera cuestan mucho más", cuenta Berenstecher. "Los profesores de batería que probaron la nuestra nos dijeron que suena bárbaro", completa.
Otro de los inventos que ya apunta a la comercialización es el mouse para discapacitados motrices que desarrollaron Nahuel González, de 28, y Martín Belzunce, de 23, de la carrera de Ingeniería Electrónica.
El dispositivo —fue bautizado con el nombre "Mouse Cap"— cumple las mismas funciones de un mouse tradicional, pero tiene una diferencia: el cursor se desliza por la pantalla de la computadora a partir de movimientos de la cabeza. Y cuando se quiere clickear sobre un ícono en particular (o sobre las letras de un teclado virtual para escribir un texto) sólo es necesario soplar una manguera.
"En el mercado ya hay algunos dispositivos que tienen la misma utilidad que éste. Pero el nuestro tiene algunas particularidades: es mucho más barato, no necesita ningún software adicional ni de ninguna calibración personalizada", aclara Nahuel González.
La feria fue organizada por el Centro de Estudiantes de la UTN. "La idea es promover la investigación en el ámbito universitario e incentivar a los estudiantes a crear proyectos que representen oportunidades de inserción en el mercado laboral", dice Esteban De Bonis, secretario del centro. Los creadores de los mejores proyectos —en total se exhiben 29— tendrán premio: 300 dólares y la posibilidad de cursar gratis un posgrado en la UTN.