[Traducción del artículo "No tolls on the Internet" publicado por Lawrence Lessig y Robert W. McChesney el día 8 de junio de 2006 en el periódico Washington Post]
El Congreso está a punto de emitir un voto histórico para el futuro de Internet. Decidirá si continúa siendo una tecnología libre y abierta que promueve la innovación, el crecimiento económico y la comunicación democrática, o se convierte en propiedad de empresas de cable y teléfono que podrían poner cabinas de peaje en todas las entradas y salidas de la superautopista de la información.
En el centro del debate está la política pública más importante de la que, probablemente, se haya oído hablar nunca: "neutralidad de red". La neutralidad de la red significa, simplemente, que todo contenido de Internet se debe tratar del mismo modo y moverse a la misma velocidad por la red. Los propietarios de los cables no pueden hacer discriminaciones. Este es el diseño "directo", simple pero brillante de Internet, que ha hecho de ella una fuerza tan potente para el bien económico y social: toda la inteligencia y control lo tienen los productores y usuarios, no los propietarios de las redes que los conectan.
Las protecciones que garantizaban la neutralidad de red han sido ley desde el nacimiento de Internet. Hasta el año pasado, cuando la Comisión Federal de Comunicaciones eliminó las normas que impedían a las empresas de cable y teléfono hacer discriminaciones entre los proveedores de contenido. Esto provocó una oleada de anuncios por parte de los gerentes de empresas telèfoniques diciendo que esto es lo que, precisamente, querían hacer.
Ahora el Congreso se enfrenta a una decisión legislativa. Restableceremos la neutralidad de la red y mantendremos Internet libre? O dejaremos que muera a manos de propietarios “de redes” deseosos de convertirse en “porteros” de los contenidos? Las implicaciones de perder permanentemente la neutralidad de red no podrían ser más serias. Esta legislación, apoyada por empresas como AT&T, Verizon y Comcast, les permitiría establecer diferentes grados de servicio en línea. Podrían vender acceso al carril “exprés” a ricas corporaciones y relegar el resto al equivalente digital de un camino de tierra. Peor todavía, estos “porteros” determinarían quien consigue un tratamiento “premium” y quien no.
Su idea es situarse entre el proveedor de contenido y el consumidor, pidiendo un peaje para garantizar una entrega de calidad. Es lo que Timothy Wu, experto en Política de Internet en la Columbia University, llama "el modelo de negocio de Tony Soprano": ofreciendo protección a todos los lugares web, desde el blogger más pequeño hasta Google, los propietarios de redes obtendrían beneficios enormes. Mientras tanto, podrían retardar o incluso bloquear los lugares web y los servicios de sus competidores o de aquellos que se negaran a pagar. Y les gustaría que el Congreso confiara en su buena voluntad.
Sin una red neutral, Internet se empezaría a parecer a la televisión por cable. Un puñado de grandes empresas controlaría el acceso y la distribución de contenidos, decidiendo qué se puede ver y cuánto cuesta. Las industrias esenciales, como la asistencia sanitaria, las finanzas, la venta al por menor y las apuestas se enfrentarían a tarifas enormes para un uso rápido y seguro de Internet, obligados a hacer tratos discriminatorios y exclusivos con los gigantes de la telefonía y el cable.
Perderíamos la oportunidad de expandir el acceso y la distribución de noticias independientes y de información comunitaria a través de la televisión de banda ancha. Más de un 60 por ciento del Contenido Web es creado por gente normal, no por corporaciones. Como se expandirá esta innovación y producción si los creadores han de pedir permiso cada vez a un cartel de propietarios de redes?
El olor del beneficio fácil está en el aire en Washington. Las empresas de teléfono están eliminando todos los frenos para legislar para ellas mismas un poder monopolístico. Están gastando decenas de millones de dólares en publicidad en las carreteras, en anuncios de radio y TV, en lobbistas carísimos, en comprar “think tanks” y en grupos artificiales con nombres de resonancias orwellianas como "Hands Off the Internet" o netcompetition.org.
Se opone a ellas una coalición de más de 700 colectivos, 5000 bloggers y 750000 americanos que se han unido para apoyar a la neutralidad de red en savetheinternet.com. La coalición es de derechas i de izquierdas, comercial y no comercial, pública y privada. El grupo de seguidores incluye a la Christian Coalition of America, MoveOn.org, National Religious Broadcasters, la Service Employees International Union, la American Library Association, el AARP y casi todas las asociaciones de consumidores. Incluye a los fundadores de Internet, las marcas de Silicon Valley y un amplio grupo de vendedores al por menor, innovadores y empresarios. Coaliciones tan amplias, de tal profundidad y propósito, son raras en política contemporánea.
La mayoría de los grandes innovadores en la historia de Internet empezaron en sus garajes con grandes ideas y poco capital. Esto no es accidental. La protección que establecía la neutralidad minimizaba el control por parte de los propietarios de las redes, maximizaba la competencia e invitaba a la innovación. La neutralidad garantizaba un mercado libre y competitivo para los contenidos de Internet. Los beneficios de esto son extraordinarios e innegables.
El Congreso está decidiendo el destino de Internet. La cuestión previa es simple: Internet se debería entregar a un puñado de empresas de cable y telefonía que controlan el acceso a un 98 por ciento del mercado de banda ancha? Sólo un Congreso asediado por lobbistas del sector de las comunicaciones y lleno de contribuciones a las campañas electorales podría llegar a tomar en consideración algo tan absurdo.
La gente se está dando cuenta de lo que hay en juego, y su voz se hace sentir cada día más. A medida que millones de ciudadanos saben cuáles son los hechos, el mensaje al Congreso está claro: Salvad Internet.
Lawrence Lessig es professor de derecho en la Universidad de Stanford y fundador del Center for Internet and Society. Robert W. McChesney es professor de comunicación en la Universidad de Illinois y cofundador del grupo Free Press.
Aquellas actividades que resultasen problemáticas, como el P2P, serían relegadas a los canales más lentos o eliminadas
"¿Por qué les voy a dejar que usen mis tuberías gratis?", dice Edward Whitacre, presidente de AT&T
Internet podría llegar a parecerse más a un centro comercial que a una comunidad cargada de futuro
Esto afecta a todos los usuarios, desde los bloggers hasta los usuarios de Google
Hasta el dia 28/11/06
Senators For: 30
Senators Against: 15
Waffling: 3
Unknown: 52
Mas informacion (español) Video YouTube (ingles) Save the internet (pagina 'oficial' en ingles)