Tal vez lo meditó en el vestuario, mientras se duchaba y la bronca por no haber jugado ni un solo minuto en la otra Bombonera, la del Toluca, le carcomía la cabeza. O tal vez ya lo tenía resuelto desde el miércoles al mediodía, cuando se enteró de que Miguel Russo había elegido a la dupla Marioni-Boselli para enfrentar al Toluca y confirmó —sufrió— en carne propia algo que se intuía: que en la consideración del técnico figura como el quinto delantero del plantel. Sea como fuere, en la madrugada del jueves Guillermo Barros Schelotto decidió dejar picando la sensación de que a mitad de año se irá de Boca. Harto de que Russo prácticamente no lo tenga en cuenta y molesto porque ahora se siente incluso más relegado que durante la gestión de Alfio Basile, el Mellizo pareció comenzar a despedirse del club en el que ganó 9 títulos internacionales y 6 locales.
—¿A cuánto estás de explotar?
—No... (piensa un par de segundos) Y... veo que las posibilidades de jugar son cada vez menos, así que tengo bien en claro qué voy a hacer el 1º de julio.
A buen entendedor, pocas palabras. Aquí, Guillermo deja entrever claramente que se irá de Boca a mitad de año, cuando se venza su contrato con el club. Pero hay más diálogo, más ida y vuelta revelador con el Mellizo.
—¿Qué querés decir? ¿Que si seguís sin jugar, el 1º de julio te vas?
—No, tengo bien en claro qué voy a hacer el 1º de julio. Mientras tanto, me voy a preparar y me voy a entrenar para jugar.
—¿Y qué vas a hacer el 1º de julio?
—Nada, el 1º de julio van a saber. Falta tanto, je... (suelta una risa nerviosa).
El que dice lo que dice, el que instala un tema que seguramente le hará piantar un lagrimón a más de un fanático, es el máximo ídolo actual de la hinchada de Boca. Se nota en su semblante, en esa mirada nerviosa, que Guillermo se muerde la lengua para evitar despotricar contra la decisión de Russo de confinarlo una vez más al banco de suplentes. El Mellizo tiene un fastidio mayúsculo, una bronca que sólo deja traslucir a medias porque no quiere alterar la vida interna del plantel.
Tras la derrota 2-0 ante el Toluca, a Guillermo le quedó más que claro que no sólo Palermo y el lesionado Palacio están antes que él en las preferencias del técnico, sino que Marioni y Boselli también le llevan ventaja.
—¿Qué sensación tenés después de que se habló tanto sobre si ibas a jugar o no, y finalmente no lo hiciste?
—Que se perdió y se perdió una buena oportunidad para sacar un buen resultado y jugar más tranquilos en Buenos Aires. Ahora estamos obligados a ganar.
—La pregunta apuntaba a tus sensaciones a nivel personal y respondiste a nivel colectivo. ¿De lo personal no querés hablar?
—No... Y bueno... Yo tenía ganas de jugar, estaba ilusionado, y el técnico se decidió por otro. Esperaré poder jugar el domingo, o el jueves, o el otro domingo, o el otro domingo, o el otro domingo.
Aclaración: la frase anterior no tiene ningún error de impresión. Es un copyright de un Barros Schelotto auténtico, un Barros Schelotto que elige ese medio tono no tan medio tono para expresar su bronca. Mientras el Mellizo habla en un patio externo de la cancha del Toluca, Russo camina junto al resto del cuerpo técnico rumbo al micro que trasladará al plantel hasta el aeropuerto del Distrito Federal. El técnico mira de reojo y ve que el Mellizo dialoga con los enviados de Clarín, radio Mitre y Olé. ¿Qué les estará diciendo a los periodistas?, parece decir la mirada de Russo.
—¿Esperás con paciencia o con fastidio la chance de volver a jugar?
—La espero con ganas y preparándome para poder hacerlo bien el día en que me toque jugar.
—Mirá si te toca jugar el domingo, justo contra Gimnasia, el equipo del que sos hincha.
—Y... es una posibilidad.
—¿Te parece lógico que no hayas entrado contra el Toluca?
—Bueno, eso es más una opinión personal. Acá el técnico se decidió por hacer otros cambios y punto.
—¿Sentís que con Russo tenés menos chances de jugar que las que tenías con Basile?
-Ehhh... (piensa y duda). Y por cómo se dieron.... Ehhh (vuelve a pensar). Por cómo se dieron los últimos encuentros donde me tocó entrar, sí.
Después de 10 años (llegó en 1997), el ciclo de Guillermo en Boca parece haber ingresado en su etapa final. Está cansado de calentar el banco y encima tiene ofertas del fútbol mexicano y de Estados Unidos. A fines del año pasado lo tentó el Castellón de España, que tendría intenciones de volver a la carga por su pase. Según parece, posibles destinos no le van a faltar. Guillermo todavía no se fue y los hinchas de Boca ya lo empezaron a extrañar...
Barros Schelotto ya comenzó a despedirse
