Medio en chiste, medio en serio, en los cuarteles centrales de Google en Silicon Valley aseguran que se darán por satisfechos el día que puedan ayudar a la gente a resolver su gran problema de la vida cotidiana: encontrar las llaves del auto.
Aún no lo lograron, pero Google, la empresa que hoy procesa el 50% de las búsquedas en Internet de la población mundial, está cambiando la cultura y los hábitos cotidianos de millones de personas. La clave es lo que llaman "Web 2.0", un fenómeno que describe un uso de Internet mucho más participativo que en los años '90. Ahora mandan los grupos de interés, weblogs, fotologs, sistemas de intercambios de mensajes instantáneos, accesibles no sólo desde una PC, sino desde celulares, agendas con acceso inalámbrico a la red, dispositivos de bolsillo con conexión satelital, etc.
En todas y cada una de esas calles virtuales, el cartel de la esquina tiene escrita la palabra Google, o el de alguna de las decenas de empresas que compró. Google Earth, Google News, Google Book Search, YouTube, Picasa, son las principales herramientas que millones de personas utilizan cada día para explorar la geografía de un lugar de vacaciones, informarse, subir videos personales a la red o armar sus álbumes de fotos y colgarlos en Internet.
Esta segunda revolución de Internet, a diferencia de aquella que dispararon empresas como Netscape o Microsoft, apenas ha comenzado, pero ya se distingue de los comienzos de la red por la participación masiva, sencilla, gratuita y cotidiana de la gente, que antes debía conformarse con usar la red como un archivo de datos.
En esa mezcla de apetito voraz de Google por concentrar y ordenar "toda la información del planeta", y la fascinación de quienes usan el buscador como el oxígeno imprescindible de Internet, la Argentina está por ocupar un lugar clave. Ayer pisó Buenos Aires Eric Schmidt, presidente y CEO de la empresa, para anunciar que Buenos Aires será la tercera sede mundial de Google, después de la casa matriz de California y de la oficina de Irlanda.
Desde aquí, piensan prestar servicios para todo el mercado de habla hispana. "En un futuro, la idea es hacer desde aquí desarrollos de programas", contó ayer Gonzalo Alonso, un mexicano de 36 años que dirige, ahora desde Buenos Aires, las operaciones de Google para América latina.
Eligieron la Argentina por el nivel de los recursos humanos, por la capacidad de iniciativa de los profesionales jóvenes (entrepreneurship), y también por los costos bajos. Además, nuestro país es el de mayor penetración de Internet en América Latina, y también el que mayor cantidad de teléfonos celulares tiene por cada 100 habitantes. La proliferación de la banda ancha agrega un factor esencial para que Google imagine a la Argentina como una buena plataforma de lanzamiento de sus servicios en español.
Más allá del paso arrasador de Google, que ha llevado a muchas compañías tradicionales de medios de comunicación a iniciarles juicio y a gobiernos como el de Brasil, Bélgica o China a intentar frenar a la expansión del buscador web, el origen es el de una clásica empresa de garage en Silicon Valley. Sus fundadores, Larry Page y Sergei Brin, estudiantes e hijos de profesores de Computación y Estadísticas, inventaron un sistema de búsquedas que, apenas en cinco años pasó por encima a empresas como Yahoo, Altavista o Microsoft .
La marca Google se eligió como una derivación de "gogol", un término acuñado por el ma temático norteamericano Ed ward Kesner que significa un uno seguido por 100 ceros. Es una forma de reflejar la misión de la compañía, que es organizar la aparentemente infinita información que circula por la Web.
Apenas pasaron ocho años desde que los internautas descubrieran el buscador Google, pero fue en los últimos 24 meses que la compañía llegó a las grandes ligas de la Bolsa de Nasdaq de Nueva York, en donde hoy vale más de US$ 150.000 millones de dólares (el PBI de la Argentina es de 220.000 millones).
Más allá de los miles de millones de dólares en acciones en los bolsillos de los fundadores, lo que Google viene logrando es lo que profetizaron personajes como Bill Gates: interactividad y comunicación mediante, lograr que Internet sea un medio que corta transversalmente el día a día de la gente.