Hebe de Bonafini: La gorda rica
Por
Alfonso Ussía Hebe de Bonafini es una mujer detestable. Vive del cuento y del dolor ajeno. Es la más conocida de las «
Madres de la Plaza de Mayo». La diferencia entre la
Bonafini y el resto de sus compañeras es que a la gorda no le desapareció hijo alguno durante la dictadura militar en Argentina. Los hijos de la foca porteña y batasunera viven en París con su padre, y su desaparición de Argentina nada tuvo que ver con la tortura o la muerte. Se fueron porque no podían soportar a su madre, sencillamente.
La gorda se anudó en la cabeza el pañuelo blanco reivindicativo y ha recorrido el mundo de gorra y en asientos de primera clase recibiendo toda suerte de homenajes y cortesías. En España se reconoció simpatizante de la
ETA y de su entorno. Ha escupido palabras insufribles:
"Las «madres» nos hemos solidarizado con la lucha valiente del pueblo vasco contra un Estado criminal y asesino, el español".
No todas «
las madres», como ella dice, porque un amplio sector de auténticas madres de hijos desaparecidos se escindieron del grupo radical de la gorda por graves y profundos desacuerdos con el proceder y el buen vivir de la impostora y nauseabunda porcina.
Pero en todas partes hay tontos, o desmemoriados, o demagogos, o resentidos dispuestos a colaborar con gentuza como
Hebe de Bonafini. Se sabía que en Batasuna es tratada como una militante distinguida, y que probablemente algún pico del dinero recaudado con los secuestros y chantajes de la
ETA ha terminado en los bolsillos de la vociferante puerca. Pero nadie imaginaba que un gobierno autonómico, como el del Principado de Asturias, se prestaría a subvencionar a una inductora del odio y la violencia.
Y así es. El gobierno socialista presidido por
Vicente Álvarez Areces ha regalado a
Hebe de Bonafini, la defensora de la
ETA, ciento ochenta mil euros, supuestamente destinados a una inexistente
«universidad de las madres», que es el último señuelo inventado por la gorda para estafar a los ingenuos y los tontos. El señor
Álvarez Areces premia a una ardiente partidaria del terrorismo en España con treinta millones de las antiguas pesetas provenientes de los impuestos de los españoles. El señor
Álvarez Areces es pues, un pésimo administrador del dinero público y un defraudador de la ética. Si le sobran a las arcas del gobierno de Asturias ciento ochenta mil euros, que les sean entregados a la
Asociación de Víctimas del Terrorismo, y no a quien apoya a los asesinos desde su perversidad invencible.
Cuando se derrumbaron las
Torres Gemelas de Nueva York,
Hebe de Bonafini lo celebró con pública alegría. Cuando la banda terrorista
ETA comete un atentado,
Hebe de Bonafini no oculta su satisfacción. A esta cerda le regala el socialista
Álvarez Areces ciento ochenta mil euros, en nombre del «
progresismo». Eso no es progresismo. Es una simple, llana, incívica e indignante gilipollez. (
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