Al parecer, toda idea que Flavio Cianciarulo tiene en su cabeza debe terminar en otro lado. Ser publicada, casi sin filtros. Necesita contar cosas en su página de Internet y en un libro, "Rocanrol", de próxima aparición junto a un EP de cuatro temas. On line a veces firma su "antiblogga" como Flavio Sonidero o Sonidero K-chengue o Brujo de Xihuatanejo. Entre sus comentarios se pueden encontrar frases como ésta: "Estoy esperando volver a ser un rockstar para poder aparentar no serlo. Me dijeron los del rock nacional que acá era así".

Flavio también necesita producir grupos y grabar al frente de su proyecto La Mandinga. Ya tiene cuatro discos desde la disolución de Los Fabulosos Cadillacs, el grupo con el que hizo carrera y que hoy venera desde el lugar de un fan. Tiene ganas de armar un DVD con registros nunca editados de los Fabulosos, y esta noche compartirá escenario (cada uno con su proyecto) con Vicentico, su antiguo compañero, en el festival de Jesús María.

Tal vez por eso, en el nuevo disco en solitario, "Sonidero", arranca con el tema "1985", que habla de los comienzos de aquella banda y está interpretado por varios músicos que participaron en la formación inicial. "No es por algo nostálgico, sino porque estaba buscando la magia de aquel momento", dice el bajista y compositor, antes de un ensayo con su grupo mandingo.

Es tarde de sol y el patio de la sala de ensayo parece el mejor lugar para la charla. Flavio regala "pins" de su merchandising. Son los que traen la máscara de un luchador (sí, la misma que aparece en el arte de tapa de sus últimos discos). Luego cuenta que cuando era chico su abuela lo llevaba a ver "Titanes en el Ring". "Me gustan las máscaras; soy un fetichista crónico y la máscara es el fetiche por excelencia", afirma.

Además, en el disco nuevo se define como "antipoeta cursi". "Pero nada es tan en serio. Las palabras tienen su peso y su liviandad, y uno juega con ellas", aclara frente al grabador.

Hasta parece que todo fuera parte de un juego cuando se lo escucha decir que está viejo, aunque insista para que tras su declaración no haya risas como devolución. "Ya tengo 41, estoy viejo", dice como si hubiera saltado de la juventud a la madurez sin escalas en los años de señor adulto.

La música que se escucha en "Sonidero" parece resumir el estilo de Flavio y es señal de que dejó de lado algunas búsquedas plasmadas en sus primeros discos solista, "Flavio, solo, viejo y peludo" y "El Marplatense". "Jugué con otros elementos y publiqué discos mientras aprendía. Así también fue con los Fabulosos, publicábamos discos a medida que aprendíamos a tocar. Siempre digo que los discos son capítulos que están en uno. Ni siquiera abandonados, quizás en un stand-by a la espera de otro momento. Y éste, "Sonidero", es mi esencia. Es un disco de rock; está hecho desde donde yo entiendo el rock."

-¿Cómo es su manera de entender el rock?

-Creo, modestamente, que soy de la primera camada que sembró lo primero del rock latino. Con los Cadillacs

nos pasó que, estando dentro de los ritmos latinos, en Estados Unidos nos metían en festivales de salsa. Nos miraban raro. Nos sentimos sapo de otro pozo hasta que después apareció un circuito (de rock latino) rentable y apetecible para productores. Yo le veo mucho rock al ska, y es el que más me late. Aunque me gusta todo el rock, sobre todo ahora que soy viejo.

-¿Para qué cosas sos viejo?

-Lo soy de edad. Pero no para seguir rockeando. Por suerte hay rockeros que, a los 60, nos demuestran que se puede seguir ahí firme. Tengo mi parte infantil, fijate cómo me visto, pero los 41 años los tengo.

-Y pasaron veinte años desde 1985, momento que ahora recordás en un tema.

-Pero no quise caer en lo nostálgico. Quería recuperar la magia de ese momento. Necesito decirme eso y sentirlo.

-¿La Mandinga sería como los Cadillacs, pero con una sola opinión?

-Soy un solista. Pero suena como Paul McCartney and Wings o Ian Dury and The Blockheads? Yo quiero ser Ian Dury. ¡No físicamente!

-¿No estás viejo para aquello de Ian Dury: "Sex and Drugs and Rock and Roll"?

-Más allá del tema con el que le fue bien, me encanta su discografía. Fue influencia de una de mis influencias. Te vas a dar cuenta de que a Madness le gusta mucho Ian Dury, y a los Cadillacs les gustaba mucho Madness. Por eso yo volví a Dury.

-Pero con la mixtura...

-Siempre. Y a la herejía. Incluso fui a ritmos muy subestimados por algunos. De hecho, así fue en el 85 con el ska. Por suerte hoy es muy cool. Me pone contento si pienso que en su momento nos trataban de mogólicos. Ahora estoy produciendo una banda de ska, Satélite Kingston, que me encanta. Con mi esposa somos fans y puedo producirlos? también me gustaría tocar (con La Mandinga) en festivales de ska y de reggae.

-Y terminás tocando en el festival de folklore de Jesús María, el mismo día que Vicentico.

-Creo que nos pusieron por eso. Es una fecha ocasional. Está bien. Hay que estar en todos lados.

Con ese mal, mal rock

Flavio convocó a un par de ex compañeros fabulosos para grabar "1985". Luego, los Cadillacs se juntaron y registraron un tema para un homenaje a Andrés Calamaro. Ahora Vicentico y Cianciarulo comparten escenario (cada uno con su proyecto) en el festival cordobés. El público vuelve a tener esperanzas de la reunión.

-¿Te molesta?

-No. ¿Vas a frenar a los pibes? Me parece lógico. La gente que te quiere te exige. Mientras no alteren ese umbral de la exigencia y buenos modos no me molesta que pregunten si nos volvemos a juntar. Creo que la gente se merecería que volvieran los Fabulosos? No sé si conmigo. Yo estoy feliz con el proyecto La Mandinga, que es mi actualidad y realidad.

-¿Existe la posibilidad de que vuelvan sin Flavio?

-En determinadas cosas uno no tiene un pensamiento lineal. A veces creo que, artísticamente, estaría bueno que volvieran los Cadillacs y otras creo que sólo sería una cuestión de plata. Para mí fue un honor haber tocado con esa gente. Por eso escribí "1985" y nos seguimos viendo. Sabemos de los músicos y de los egos y de los celos horribles que tenemos. Todos los tenemos. Muchos se separan y se disparan balas. Históricamente el rock tiene un anecdotario sobre eso. En cambio, yo soy fan de los Cadillacs y "1985" representa el orgullo de haber tocado con esa gente.

El grupo nunca se disolvió formalmente. Según Flavio, la formalidad es para que las bandas hagan una gira de shows. "Pero físicamente hoy no hay Fabulosos Cadillacs. Están en los discos y me encantaría que estuvieran en un DVD porque tenemos muchas out-takes que a mucha gente le gustaría tener. Podríamos haber hecho un asado, pero nos juntamos a grabar (para el homenaje a Calamaro) por una iniciativa de Vicentico que me pareció genial. Grabamos y la cosa quedó ahí. Después cada uno volvió a su realidad."

Flavio volvió a sus discos, a canciones que pueden hacer una referencia al sospechoso "bidón" mundialista, homenajear a Chico Science o contar una historia sobre un "Zombie de Karupá", con sonidos de ska, reggae, murga, canción mexicana, tambores, bandejas de DJ y samplers, entre otros continentes musicales que incluyen a Los Cadillacs como influencia. "Porque para mí son una influencia dentro del proyecto Mandinga", asegura.

Sin embargo, el músico sigue concentrado en crear su propio estilo. "Soy de los que puede volcar cualquier cosa en un papel. Te invito a visitar la página www.flaviomandinga.com , donde, justamente, escribo, y ahora estoy haciendo el libro. ¿Cómo escribo? No tengo elementos técnicos, pero es mi corazón el que manda."