Hay fanáticos de toda clase. Los del tango conforman un género en sí mismo, especialmente aquellos que se dedican a coleccionar grabaciones. Algunos acumulan materiales por entretenimiento personal; otros, como Leonardo Jorge Roldán, prefieren compartirlos para que esos "tesoros" puedan llegar a oídos de todos.
Este coleccionista se encargó de dirigir varias ediciones discográficas con registros inéditos de Troilo realizados por el programa de radio "La fonola". Y luego, una serie de este programa en coproducción con el sello Fogón. Siempre con material tomado de audiciones radiales, actuaciones en vivo o registros olvidados aparecieron selecciones de "Orquestas y cantores", "Instrumentales" y un compilado de "Tangos, valses y milongas."
Hace algunos meses salió el CD "Tango en el cine", con 20 grabaciones de temas que Roldán eligió de su archivo de cine argentino. "Tengo unos 3500 o 4000 discos de 78 RPM, lo cual no es una cifra importante (en comparación con lo acumulado por otros coleccionistas), y unas 800 películas argentinas. No me especializo, pero conozco", dice. Gracias a su minucioso trabajo, en ese disco figura el film en el que fue interpretado cada tema, con la fecha y el nombre de la sala donde fue estrenado.
Próximamente se editará un nuevo volumen de Troilo, mientras ya tiene listo un repertorio de "Libertad Lamarque en el mundo". Además, le encantaría dar a conocer versiones nunca publicadas de varios cantores: Charlo, Magaldi, Corsini, Mercedes Simone. "Pero hay algo complicado: uno ve todo esto desde el punto de vista del coleccionista, pero para el público tal vez no es tan interesante. Hay que nivelar el gusto de cada uno". Es un trabajo de locos, de "rayados", tal la palabra que suele usar Roldán para definir a los de su "especie".
"La satisfacción que da esto es por el hecho de que las cosas no se van a perder. Entre los coleccionistas hay toda clase de gente. Están los que dan y los que esconden. Hay uno que tiene cosas de Gardel que no se las deja escuchar a nadie. Siempre me pregunto para qué diablos las quiere. ¿Sabe lo que le hicieron una vez? El tenía una marcha de Gardel que nunca salió a la venta, sólo existe un disco de prueba. Algunos le dijeron que la querían escuchar. Fueron a la casa y llevaron un grabador escondido. Tiempo después salió por [el sello] Odeón. Vea hasta qué extremos llegan las cosas."
Roldán comenzó a escuchar tango a los 10 años. A los 14 aprendió a bailar y los 18 se animaba en la pista del Club Sportivo Buenos Aires, donde iban los milongueros de verdad. Pero al tiempo se dio cuenta de que lo suyo era el trabajo detectivesco. "Generalmente se escuchaban grabaciones de la década del 40, pero un día pasé por Talcahuano 10, donde se vendían discos de pasta, y me mostraron algunos de la década del 30, que eran los buscados por coleccionistas y que yo desconocía."
Años después comenzó a frecuentar las reuniones de coleccionistas del Café del Aguila, de Paraná y Lavalle. "Ahí anclaban los más importantes. En dos meses aprendí de tango lo que no había aprendido en toda mi vida."
Roldán habla del interés de gente de Chile, Colombia o Japón por el tango, especialmente al anterior a la década del 40. Recuerda que una vez un japonés que venía a Buenos Aires dos o tres veces al año compró 8078 discos de pasta por 40 mil dólares.
También habla del trabajo de las orquestas en las radios y de todo ese material que no fue registrado para uso comercial: "Yo tendría para sacar discos durante varios años porque tengo muchos registros radiales. Las orquestas deben de haber grabado un 15 o un 20 por ciento de todo lo que tocaron. De Gobbi, por ejemplo, que fue un excelente violinista, tengo solos de piano".
Como para todo coleccionista, siempre hay una "figurita" difícil. Para Roldán era uno de sus intérpretes predilectos, Roberto Maida. "Había un disco que en el café no tenía nadie ¡Y mirá que ahí había coleccionistas mucho más grandes que yo! Era un disco de Canaro donde cantaba Maida. Traía un vals que se llama «Mamita» y el tango «Redención»". Todo lo demás está y éste era difícil de conseguir. Me imagino que quizá Canaro pidió, por algún motivo, que lo sacaran de circulación." Por supuesto que Roldán no abandonó la búsqueda hasta dar con el disco.