¡Bienvenidos al mundo de Alfredo Casero! El estudio A de Canal 13 desborda de gente. Hay 150 extras sentados en el piso y en las gradas, riendo de ese desborde que se produce enfrente. Hay tres cámaras, registrando todo. Y está Casero, claro, convertido en verdadero hombre orquesta para este "A todo culorr", que comenzará hoy, a las 23, en Canal 13, y será el regreso del humor marca "Cha cha cha" a la pantalla chica.
Lo de hombre orquesta no es exageración. Desde 1997, cuando "Cha cha cha" se despidió del público en la pantalla de América, Casero creyó que no iba a encontrar un sitio para poner su creatividad en pantalla. Pero este verano, Canal 13 le dio permiso y espacio a su mundo. Y como para no perder ni un centímetro de esa oportunidad, ahí está él, actuando, dirigiendo y escribiendo esos sketches que se verán hoy y que marcarán su vuelta a la TV abierta con ese humor tan suyo.
En el piso, allí delante de los que se ríen más por ganas que por contrato, hay una Leticia Brédice casi desconocida. Con una peluca morocha y vestidito rosa, la ex compañera de Casero en el unitario "Locas de amor" acierta también en la tecla del humor absurdo.
Ahora es Claudia, una conductora con declarada falta de cerebro y problemas variados con la voz (los agudos, más bien). Casero, el actor, juega ahora a ser director de piso e intenta sin suerte que esa mujer mononeuronal acierte en preguntarle al ventrílocuo que tiene enfrente en lugar de hablarle al muñeco que difícilmente responderá algo. Un caso perdido, obviamente.
Pero lo mejor del asunto -o la más evidente muestra de lo que significa transitar por el mundo Casero- es que el sketch debe repetirse porque se quemó una luz. Pero entre una grabación y la siguiente no hay prácticamente ningún punto de contacto. Improvisación pura. Y lograda, a decir verdad, porque ambas versiones despiertan tantas carcajadas que es imposible elegir la mejor. Ellos, Casero y Brédice, en todo caso, se divierten y se siguen en el delirio con el que amenaza convertirse la grabación. El va y viene, del estudio a la sala de edición, con una remera que parodia las que usaba el personaje de Nicolás Cabré en “Sin código”. Sólo que ésta no tiene nada que ver con el fútbol, como las de Axel.
Brédice lo escucha, atenta, dispuesta y risueña. No por nada eligió este proyecto (después de descartar su participación en la obra de teatro que acaba de estrenarse, “Cinco mujeres con el mismo vestido”, dirigida por Norma Aleandro) para volver al trabajo después de la maternidad.
Cambios de roles
Sumado a este delirio está también Diego Ripoll, compañero de Matías Martin en la radio y en la TV (estuvo en “Ardetroya” y “Teikirisi”), que ahora deja de lado su acostumbrado carnet de locutor para transformarse en actor. Con una peluca que lo transforma en un clásico presentador de TV de los setenta, Ripoll abre el sketch de Claudia, auspiciado en este caso por “Aceites Gazulo, sesenta por ciento natural”. Y se da el gusto también de cantar la cortina de este impresentable programa de Claudia.
El elenco lo completan Diego Rivas, Flavio González y Franco Médici, que alternarán entre las diversas criaturas salidas de la inspiración del creador de este programa. En esos cuadros serán pacientes de la psicóloga que interpretará Casero, uno de ellos conducirá un programa de cable baratísimo con invitados ídem y serán parroquianos de un programa de preguntas y respuestas. Todo pasado por el filtro de Casero, claro.
Pero, además, el hombre orquesta no dejará de lado su faceta de músico. De hecho, cada noche cerrará con un espacio musical, como el que grabó el jueves de la semana última, junto a Bartolomé Palermo y su trío (hizo “Hechizo polaco”, un tema del propio Casero que está en su último disco, “Hiperfinits firulets”). En otra de sus entregas estará junto a Catupecu Machu, aunque en este caso sólo será el presentador de la banda.
Para abrir cada noche, en cambio, eligió un monólogo, que sólo él sabe si está guionado o es improvisado. En todo caso, los extras que llenan el estudio A lo festejan como verdaderos seguidores de ese programa de culto que Casero inventó hace ya más de diez años, cuando delineó, junto a otros artistas salidos del under, “De la cabeza”.
En el medio, el por entonces aparentemente indomable Casero demostró que bien puede subirse a una estructura montada por la productora de Adrián Suar, Pol-ka, como hizo en los dramas “Vulnerables” y “Locas de amor”, o improvisar delirantemente en la desopilante “Sin código” (donde fue el representante de modelos Waserman), monologar en “Sólo para entendidos”, cantar “Shimauta” en su idioma original después de enamorarse del tema en un local de comida japonesa y volverlo popular (al punto que sirvió para musicalizar los programas del Mundial de 2002, en Japón), abrir un local propio, hacer cine y volver a su primer amor: el humor absurdo que este verdadero artista de varieté pondrá hoy a prueba de otros paladares en una pantalla bastante más popular que la de América.
En cualquier caso, “A todo culorr” será su escenario. Uno nuevo.