El novio va de visita el domingo por la tarde, y tiene que compartir la hora del café con los suegros. Al medio día se había pasado un poco en la ensalada de cebolla, así que para la hora del café ya no podía aguantar los gases. Como que disimulando y rogando para que no saliera muy cargado se larga el primero. La suegra mira para abajo de la silla y viendo que el perrito de la casa estaba echado debajo de ella dice:
- ¡Fuera chucho!
El novio piensa:
“¡Uy, el perrito me salvó esta vez!”.
Viene el segundo incontenible, y la suegra que nuevamente echa al perro:
- ¡Fuera chucho!
El novio sintiéndose a sus anchas con la culpabilidad del perro, continua con su estrategia de largárselos sin ruido y disimulando. Hasta que finalmente la suegra dice:
- ¡Fuera chucho, que ese hombre te va a cagar encima!