En el día de la fecha se conmemoran 15 años de la gran obtención de la Copa Intercontinental de 1994, luego de derrotar al poderoso AC Milan por 2 a 0. Con Carlos Bianchi, el Fortín se anotaba en la lista de los clubes más grandes de la historia del fútbol mundial.
Pasa el tiempo. Los años nos vuelven cada vez más memoriosos y nostálgicos con aquellos momentos inolvidables que jamás se borrarán de nuestras retinas. Alguien dijo por ahí, que “no hay que vivir de recuerdos”; yo le digo y completo “pero hay que tenerlos presentes”. Porque si bien han pasado 14 años de aquella gloria, el sabor dulce aún rebosa en cada paladar velezano.
Vuelvo a aquel 1 de diciembre de 1994. Madrugo como nunca antes, madrugar es una forma de decir porque fue casi imposible conciliar el sueño en la noche previa. Me visto con la camiseta Adidas blanca con la “V” azulada. Me siento en la escalera de casa esperando ansioso el partido. Nervios sobran. Repaso las imágenes en mi mente como si fuera hoy. La previa, las primeras imágenes que llegaban de oriente. La vieja y el viejo, todos listos frente al televisor. Todo estaba preparado.
Chilavert; Almandoz, Trotta, Sotomayor y Cardozo; Basualdo, Gómez, Bassedas y Pompei; Flores y Asad. Los repaso de memoria y me río de mí mismo. Me siento como esos “viejos” que recuerdan formaciones históricas que sin repetir y sin soplar parece que nunca van a terminar. En frente el poderoso Milan que venía de golear nada más ni nada menos que al Barcelona español por 4 a 0 en la final de La (vieja) Copa de Campeones. Tipos en frente de la talla de Franco Baresi, Paolo Maldini, el Croata Boban, Savicevic, gigantes del Fútbol Mundial. Pero uno sabía lo que valía el equipo que Carlitos Bianchi había formado y que por algo estaban en Japón, por algo estábamos levantados, todos para ver esa final.
“Cuando tengas en frente a Baresi, ponele la cola y tiralo a la mierda...”. Palabras más, palabras menos, esa fue la sincera y efectiva indicación de Bianchi al Turco Asad minutos antes del encuentro. Y ahí va el Turco, en la primera bola le tiró los kilos al experimentado defensor que no sabía si estaba en Japón, en el Coliseo Romano o en el Cielo. Para demostrar la entereza de este equipo, recuerdo que en la entrada en calor Marcelo Gómez pisó mal y se torció su tobillo. Infiltración y a la cancha. El Negro jugó como si nada hubiera pasado, estaba intacto.
Cadena de nerviosismo en el arranque, en Liniers, en Tokio... en cualquier lado donde el sentimiento tenía forma de V azul. Pasó aquel primer tiempo, con algún que otro sobresalto pero con el equipo intacto. Entretiempo para entre tanto respirar un poco. Otra vez a jugar. Segundos 45 minutos interminables. Saca Chilavert poniéndole una pelota cruzada a Basualdo, el Pepe tiró el centró al área y Costacurta lo agarró al Turu Flores. PENAL. Si, Penal... El gran Capitán se paró frente al balón. Un poco más de doce pasos hacia la red. Todo el pueblo velezano concentrado en el botín derecho de Roberto Luis Trotta. Repiqueteo previo, carrera, rebote en el pie de Rossi, red. GOOOOOLLL!!!... Se me eriza la piel de verlo correr a Trotta con la boca a reventar llena de gol, buscando con los brazos la explicación a tanta felicidad. La gloria estaba cada vez más cerca. Aún siento el ardor en la garganta de gritar esa bocanada de alegría incomparable que comúnmente la llaman gol. Y allá va el Turco Asad, en una corrida interminable. Corré, volá... dale Turquito!!!. Pirueta en un baldosa, GOLAZOOOOO!!!... Corré Turco, ahora para festejar. Abrí los brazos. Recibí la gloria, que en el piso mirando el techo lo grito yo también.
El mundo entero por primera vez en nuestra historia se rendía a nuestros pies. Vélez Sarsfield, el de Pepe Amalfitani, miraba a todo el fútbol del mundo desde lo más alto. Porque esa estrella dorada que hoy luzco en mi pecho encierra todo el sudor, el sacrificio de unos muchachos que hace más de una década dejaban todo en el campo de juego, la valentía, la entrega, el amor por la camiseta... por el Fortín de Villa Luro. Porque esa estrella dorada hoy brilla más que nunca, y brilla como la confirmación que Vélez es inmensamente grande.
Por eso, yo me voy a festejar al Amalfitani, con mis viejos, con esa camiseta de las tres tiras puestas, en esa mañana interminable e inolvidable. Vos que estás leyendo, viajá mentalmente a ese lugar... sea tu casa, el estadio, Japón... ponete esa camiseta de la cábala... para reencontrarnos... abrazarnos y gritar: VAMOS VÉLEZ CAMPEÓN DEL MUNDO CARAJO!!!!.
Carlos Alberto Martino. (Sitio Oficial Vélez Sarsfield)
Felicitaciones, a pesar de ser hincha de Racing sufri y festeje ese titulo.. que equipo... Saludos a la amarga hinchada velezana, tienen la suerte de tener un club que los supera por mucho... lo que no tienen de hinchas sus dirigentes y jugadores lo tienen de profesionales...
Pese a ser de boca...Como olvidar el gol del turquito Asad...
Que grande Bianchi, ojalá sea DT de la selección algún día...(cuando todo pase)
Pd: Odiaba a chila !!!!!!!!!! jeje como lo putié....
Pese a ser hincha de Boca ese dia no fui al colegio y me quede en casa a ver el partido. Cuantos nervios por Dios que pase y ycuando hizo el gol el Turco Asad lo grite como si lo hubiera hecho yo. Era un equipo extraordinario y tenian al mejor tecnico. Felicitaciones Velez!!!