Eliseo Subiela vuelve. Hace poco menos de un año filmó en Buenos Aires y en Sevilla las principales escenas de "Lifting de corazón", su décimo largometraje, que mañana estrenará Pachamama Cine.
El director de "Hombre mirando al sudeste", la única película argentina (y seguramente una de las pocas en la historia del cine local y extranjero) plagiada por Hollywood en dos oportunidades (es decir sin permiso ni pagar un dólar a los autores, como ocurrió con "Mr. Jones" y "K-Pax"), el mismo que a mediados de la década del 80 y en medio de una de las varias crisis terminales del cine local publicó una solicitada memorable en la que expresó su resistencia a que sus hijos crecieran en Hollywood y, como si todo esto fuese poco, en 2001 quedó atrapado por el corralito, se propuso esta vez dejar de lado la fantasía que caracterizó algunas de sus últimas obras para meterse de lleno en la aventura de un personaje muy parecido a muchos de la vida real.
Antonio Ruiz, un cirujano plástico de paso por Buenos Aires, en donde tiene que dar una serie de conferencias acerca de su especialidad. En su estadía conoce a Delia, una hermosa asistente mucho más joven de la que, tango de por medio, se enamora como un adolescente. Antonio está felizmente casado, en su país, con Cristina. Ella es una mujer madura, bonita y comprensiva, con la que tiene dos hijos grandecitos. No obstante, nada parece impedir que, a varios miles de kilómetros, aquel buen esposo pueda convertirse en un galán. Cristina busca revancha. En realidad, lo que uno y otra necesitan es una cirugía que les permita descubrir que el paso de los años no debe ser tomado como una tragedia. El enredo los ayudará a entender que para no deprimirse por lo que no fue es fundamental seguir apostando por lo que todavía puede ser, y que cada segundo de vida debe ser disfrutado con pasión.
Subiela, que en 1995 (cuando tenía 50 años) logró superar un triple by- pass al que tuvo que someterse entre gallos y medianoche, sabe que la vida hay que disfrutarla mientras se vive. Ese es uno de los motivos por los que esta vez vuelve con más optimismo que nunca antes. Y como el mismo se lo propuso como una coproducción -con España y Francia- y con figuras de primera línea. Por el lado español contó con el catalán Pep Munné, que en su juventud quiso ser futbolista (del Barça, no obstante prefirió la actuación), una figura principalmente del teatro y la TV, pero también de cine, y María Barranco, aquella guapa malagueña conocida hace 15 años en "Las cosas del querer". Por el lado argentino, Moro Anghileri, que ya había demostrado su talento en "Buena Vida, delivery" y "Ronda nocturna", y Jean-Pierre Noher, además de la participación de Alfredo Casero. De paso, y como el tango es un protagonista más del relato, se escuchan -y bailan- algunos interpretados por Adrián Iaies o Gabriel Mores (el nieto de Mariano).
Munné y Barranco (a su paso por Pantalla Pinamar), Anghileri y el mismo Subiela (en Buenos Aires, poco antes de partir a Miami, donde se verá el viernes), conversaron con LA NACION acerca de sus experiencias.
Juego de enredos
-¿Tuvieron que aprender a quererse y odiarse?
Munné: -Odiarnos fue difícil...
Barranco: -Es que cuando tienes a alguien con nivel, un buen guión, y unas buenas manitas como las de Subiela, lo nuestro es muy fácil.
-Los dos han trabajado mucho en cine?
Munné: -Ella (Barranco) ha hecho unas cincuenta películas y yo unas treinta. Ella un montón de éxitos y yo un puñado de fracasos (dice riendo casi a carcajadas). El acertar o no a la hora de elegir es importante. Con ésta fue distinto: tenía la corazonada de que iba a ocurrir algo diferente. Y ocurrió. Ha sido un trabajo intenso, agotador, inolvidable?
Barranco: -Y cuando se trabaja tantas horas, uno no puede darse el lujo de sentirse mal o enojado?
Munné: -Además, tuve la suerte de compartir la historia también con Moro. Le he dicho a Subiela que me hizo todo demasiado fácil?
-¿Los entusiasma más la comedia o el drama?
Munné: -La vida bien contada, porque está llena de momentos dramáticos y de risa. Una comedia bien escrita está hecha sobre las carencias humanas. Una comedia sobre la felicidad no la puedo entender.
-¿Qué les pareció trabajar con Subiela?
Barranco: -Un regalo. Cuando me hablaron del proyecto, dije que sí antes de leer el guión. Quería tener a Subiela en mi currículum.
Munné: -Espectacular. Es un director que te saca todo sin pedirte nada, y no te das ni cuenta de que estás actuando. Esta es la primera vez que me gusta una película mía; la primera vez que la veo.
Barranco: -Era como un juego: cuando le preguntas (a Subiela) por tu personaje, te dice que no te preocupes, que "ya lo iremos viendo". Y todo sale bien. Sí, fue como jugar.
Anghileri y Subiela esperan que el público aplauda la propuesta, como lo hizo en Pinamar.
Anghileri: -Trabajar con directores con buenas trayectorias, como ahora con Subiela, me parece fantástico. Es interesante saber cómo funcionan. De Eliseo conocía sus películas de cuando era muy pequeña. -¿Fue difícil componer a Delia?
Anghileri: -A veces es más difícil hacer un personaje que diga "la mesa está servida" que un papel más complicado. Esta es la octava película que hago y cada una tuvo lo suyo.
-¿Esta vez te propusiste hacer un cine más directo?
Subiela: -Traté de ser más claro y directo. La comedia te permite eso, ser más libre, tener menos ataduras, como ya me había ocurrido con "Despabílate, amor". Les pedí a mis asistentes que no me dejaran caer en la melancolía, en el bandoneón, aunque haya tangos. Creo que tiene mucho humor y momentos con cierta cosa romántica. Para mí el modelo era Billy Wilder, un tipo de comedia que siempre me gustó y quería experimentar.
Anghileri: -Detrás del personaje masculino está la historia de dos mujeres que tienen un vínculo fuerte pero que están enfrentadas por una situación que las supera. Me parece interesante cómo eso está mostrado en la película.
Subiela: -En este sentido me parecen fundamentales todos los trabajos de Moro, de María y Jean-Pierre, pero en especial el de Pep, que le dio su toque andaluz a un personaje sevillano. Creo que ese matiz es el que lo acerca al "atorrante argentino", esa cosa fanfarrona pero tan simpática que tiene Pep, que enriqueció al personaje, y que sirve seguramente para que muchos porteños, como yo, se sientan identificados con él.
El 6 de abril Subiela empieza a filmar una nueva película. Se llama "No mires para abajo". "Es muy porteña, filmada en Chacarita", adelanta. Pero ésa es otra historia.