Con poco más de 1300 dólares en sus bolsillos y algunas buenas ideas, Steve Jobs y su amigo Steve Wozniak fundaron hace treinta años una empresa que se ha convertido en los últimos años en un sinónimo de innovación, rendimiento y versatilidad. Desde la Apple I hasta los modernos reproductores iPod, la empresa de la manzana ha incorporado a nuestras vidas innumerables artilugios sin los cuales sería prácticamente imposible concebir la computación moderna.
La historia cuenta que Jobs, quien trabajaba para la firma de videojuegos Atari, acababa de regresar de un viaje por la India cuando decidió asociarse con su amigo Steve Wozniak para fabricar una computadora pequeña, que fuese lo suficientemente potente para realizar tareas cotidianas, pero de dimensiones reducidas a fin de meterla en cualquier hogar norteamericano. Fue así como vendieron sus viejos automóviles Volkswagen junto con una calculadora científica con la que uno de ellos había estudiado, a fin de reunir el capital necesario para fundar la empresa casera, cuya oficina se encontraba en el garaje de la casa de Jobs en Palo Alto, California.
El 1 de abril de 1976 con pocos recursos pero con muchas ideas nació Apple; allí mismo comenzaron a fabricar las primeras computadoras personales (poco más que calculadoras gigantes), que después de muchos contratiempos y trabajos dieron como resultado la Apple I, la cual no tuvo el éxito esperado pero que abrió las puertas a la Apple II, una máquina no tan rudimentaria como su antecesora, que fusionaba dentro del mismo dispositivo el teclado y la unidad de proceso y cuya demanda colapsó por primera vez la modesta línea de ensamblaje de la empresa. Después de algunos proyectos fallidos como el modelo “Lisa” lanzado en 1983, la empresa alcanzó verdadera importancia dentro del mercado con el lanzamiento en 1984 de la computadora Macintosh, (que recibió su nombre de una variedad de manzana) y que lucía como logotipo una manzana que hasta hoy acompaña a la marca.
Una de las causas del éxito de la Macintosh fue la incorporación de un lector de disquetes integrado y un dispositivo de interacción llamado “mouse” (ratón), que permitía trasladar el cursor a través de la pantalla del monitor y que ocasionó un verdadero estallido en las ventas. En muchas oportunidades los fundadores de la empresa confesaron que estos inventos se hubieran podido incorporar al modelo “Lisa”, pero su precio (que rondaba los 10 mil dólares), la hacían virtualmente inaccesible. Con el lanzamiento de la Macintosh (cuyo costo era de 2500 dólares), se ofreció un programa de navegación simple que rápidamente fue copiado por todos los competidores de Apple. Su avance en materia gráfica construyó una sólida reputación de Apple entre los arquitectos, dibujantes y fotógrafos.
El éxito de Apple sufrió un duro revés con la llegada de al mercado del grupo Microsoft-Intel, que logró imponer rápidamente su programa operativo Windows, asociado al microprocesador Intel (WinTel). En ese momento el grupo de la manzana sufrió otro golpe, aunque esta vez interno, con la partida de Steve Jobs en 1985, quien fue remplazado por Jim Sculley quien declaró en su momento que ya no había lugar para Jobs en la empresa, "ni hoy ni mañana”; a partir de ese momento la empresa comenzó una serie de vaivenes que la llevaron casi hasta la bancarrota a finales de los ochenta. Algunos expertos creen que las computadoras Apple siempre fueron consideradas como un hobby, mientras que fabricantes como IBM se quedaba con el mercado de los usuarios reales.
Ante la acumulación de las pérdidas y las interminables sucesiones de presidentes Steve Jobs decidió regresar en 1997, dándole un "segundo aire" corporativo a la empresa que vio nacer en su garaje. Desde entonces la empresa reemprendió sus días de innovación tecnológica con el lanzamiento de las computadoras iMac de formas curvas y colores llamativos y de la portátil iBook con un diseño futurista y prestaciones superiores. El éxito del reproductor digital iPod fue inmediato, asociado al programa iTunes, que permite almacenar y descargar música desde Internet. Pero a pesar de su buena reputación, las computadoras Apple representan sólo el 5% del mercado, dominado por los usuarios de Windows, una realidad que Apple apunta a revertir con la reciente instalación de microprocesadores Intel en sus propios productos.