Como está siendo noticia en estos días, hoy "se están dando cuenta" de la estafa que ha significado el régimen de aportes jubilatorios que implementaran Domingo Cavallo y Carlos Saúl Menem.
Implementado en 1994 y publicitado engañosamente con bombos y platillos, se implementó el "régimen de capitalización" para "asegurar un buen haber jubilatorio".
Desde el primer momento, gente que tiene la cabeza para pensar y con una honestidad intelectual y personal incuestionable, criticó el "plan" por convertir una obligación del Estado en un negocio financiero más.
Los defensores del nuevo negocio rápidamente se "prendieron" y salieron a esparcir a los cuatro vientos la brillante idea de Mingo.
En esas épocas, bombardeados por la propaganda iniciada en el golpe de "achicar el Estado", "el Estado como ente de control" y tantas otras bazofias intelectuales, millones de trabajadores argentinos pasaron a aportar a las cajas de las operadoras privadas conocidas como AFJP.
La magnitud de la estafa, de la violación moral, social y económica perpretada por Menem y Cavallo, podía ser vista por anticipado y no faltaron indicios de la "maniobra".
En aquel momento, a los trabadores autónomos (aquellos sin relación de dependencia) se les presentaba un formulario de opción.
El formulario estaba ENGAÑOSAMENTE redactado, anticipando el "gato encerrado".
El formulario daba dos opciones:
1. Pasar al régimen de reparto
2. Quedar en el régimen de capitalización
Los informados bien sabíamos que el "régimen de reparto" era el régimen vigente en ese momento, a cargo del Estado. Entonces, ¿por qué "pasar"?
Y el "régimen de capitalización" era aquel gestionado por las AFJP. Entonces ¿Por qué "quedar"?.
La elección conciensuda y de muy mala leche de las palabras, advertía a todas luces la magnitud de esta ESTAFA.
Como a todo ser humano, me gusta no cometer errores.
Hoy estaría feliz si mi pronóstico sobre esta ESTAFA de las AFJP no se hubiera cumplido.
Pero no es así. Muchos amigos creyeron en el canto de las sirenas neoliberales y estuvieron aportando a personajes de la "timba financiera" y de los mercados de capitales que se "fumaron" la guita.
Le creyeron a Menem y le creyeron a Mingo.
¿Habrán aprendido la lección?
Por mis hijos y nietos.... espero que sí.
Saludos.