EL SUPERCLÁSICO QUEDÓ PARA BOCA Grito xeneize, Nicolás Colazo festeja con alma y vida su primer gol. El gran trabajo del delantero Martín Palermo y el orden general en todas sus líneas fueron las armas con que contó Boca Juniors para festejar en el primer superclásico del año ante River Plate en el José María Minella de Mar del Plata.
Palermo asistió a Nicolás Colazo en el primer gol del partido y convirtió de cabeza el segundo para sellar la victoria, que significó el primer éxito del entrenador de Boca Julio César Falcioni ante River.
El equipo de Juan José López, en tanto, tuvo problemas en la elaboración de juego, dependió demasiado de Erik Lamela, le faltó profundidad y cometió errores defensivos.
El primer tiempo comenzó con un River tratando de ahogar a Boca en la salida, ejerciendo presión sobre los defensores y le robó la pelota, aunque no pudo prosperar colectivamente.
Boca, en tanto, se cerró bien en el fondo y comenzó a generarle peligro a la defensa de tres de River por las bandas, principalmente con las subidas de Pablo Mouche.
El conjunto millonario no se mostró firme en su última línea y en la primera jugada clara Boca se puso arriba en el marcador.
Fue a los diez minutos, cuando el equipo de Falcioni movió la pelota de un lado a otro, apareció Mouche por izquierda y tocó para Cristian Chávez, quien tiró el centro al medio, tras dejar mal parado a Roberto Pereyra y al paraguayo Adalberto Román. Dentro del área, Palermo se hizo del balón y abrió a la izquierda para Colazo, quien de zurda y sin marca colocó la pelota sobre el ángulo superior de Juan Pablo Carrizo.
Luego del tanto, River siguió con la tenencia de la pelota, pero no podía perforar a la defensa xeneize, que estuvo bien parada.
Los de Jota Jota dependieron de algún desequilibrio de Erik Lamela o Manuel Lanzini, pero Mariano Pavone estuvo solo, le faltó companía y perdió permanentemente con los centrales rivales.
Siempre que Boca atacaba era mucho mejor por la practicidad que tenía. Además, Palermo estuvo dinámico y se movió por todo el frente de ataque. Se jugaba el minuto 32, cuando Clemente Rodríguez, de posición central, envió un centro para Palermo y el goleador cabeceó suave al palo izquierdo de Carrizo, en ese momento ya era baile lo de Boca.
En el arranque del complemento Boca lo tuvo para rematar con dos oportunidades de Palermo, pero Carrizo no le permitió al delantero sumar un nuevo tanto.
River con sus limitaciones fue a buscar el descuento que nunca llegó. A medida que pasaron los minutos, Boca se fue replegando y cedió pelota y terrero, que River no supo aprovechar.