Así que, para hacer el resumen de la noticia, aplicar estímulos eléctricos al cerebro parece tener ciertos efectos en la forma de pensar de las personas. Podríamos decir que eso no es nada nuevo: si alguien realmente estuviese electrocutando tu culo apostaría que
definitivamente tu percepción del mundo cambiaría drásticamente, desviando tu atención de las cosas mas banales -como si tu disco duro externo debería ser USB 3.0 eSATA- a cosas mas… vitales.
(…DEBERÍA ser eSATA de todas formas…)
Sin embargo, estudios recientes hablan de un cambio de la forma de
pensar si aplicas corriente en ciertas partes del cerebro, que va más allá de los cambios de
prioridades que puede ejercer una pistola en tu cabeza o tu
derrière en fuego. Hay un área en nuestro cerebro que se encarga de varias cosas, como por ejemplo comprender lo que se nos habla o lo que leemos, pensar lo que vamos a decir, interpretar imágenes, ser parte de nuestro circuito de memoria e incluso explicar por que hay personas que prefieren formatear el computador cuando otros prefieren tratar de solucionar el problema por la consola.
También puede explicar por que algunos prefieren entrar por la puerta ancha
Conozcan al lobulo temporal. Como sabrán, la masa que llena nuestro cráneo posee porciones con funciones relativamente bien definitivas (digo relativamente por un fenómeno llamado
neuroplasticidad y porque aún su funcionamiento es en gran parte un misterio) las cuales se reparten en dos grandes masas de cerebro que se conectan en medio, los hemisferios. Clásicamente se dice que el hemisferio derecho se encarga de la parte mas creativa, mientras que el izquierdo es la parte mas lógica. Por ello, hay también un lóbulo temporal izquierdo y otro derecho.
Ilustrado aqui en verde-codicia
Cuando nos enfrentamos a un problema por primera vez, nuestra mitad derecha del lóbulo temporal evalúa las posibilidades y produce una serie de vías para resolver el problema. Una vez que ya hemos enfrentado la experiencia, el hemisferio izquierdo toma control y produce una respuesta en base a esquemas mentales pre-existentes dados por las experiencias pasadas. El problema viene cuando muchas veces estamos tan habituados en resolver un problema de una sola forma que olvidamos tratar de dar una solución creativa al mismo, ya que estamos respondiendo como nuestro hemisferio izquierdo cree que debemos responder. Pero, ¿Qué pasaría si estimulamos el hemisferio derecho para cambiar nuestro esquema mental?
Para el estudio se creó una serie de ecuaciones de primer grado en palitos de fósforos las cuales tenían cálculos simples en números romanos, sin embargo, el resultado de la ecuación era errado. Imaginen una situación así:
En el estudio, alguien pensaría “Hey, 13 + 10 no es 3, es 23″ y cambiaría los palitos para que lo que estuviera después de la igualdad fuese un XXIII. A estos individuos se les clasificó como
soluciones tipo I.
Otros dijeron “Si cambio el operador por un – la ecuación sería correcta”, y estos fueron los
tipo II. El
tipo III pensó que si cambiaba el diez hacia el otro lado de la igualdad todo estaría bien (supongamos que no se altera el signo del número y que sigue siendo un entero positivo). Un último tipo de personas creyó que cambiar la igualdad por un
≠ resolvería todo, pero fueron ejecutados simplemente porque no juegas con los romanos y sus números. Bastardos.
Uno de los ph.D que participaron en el estudio
Luego, se agruparon los problemas por tipo I, II y III, según lo que se requería para solucionar algún obstáculo. Aquellos que estaban acostumbrados a resolver los problemas con soluciones tipo I tuvieron mucha dificultad en resolver problemas II y III ya que no podían ver mas allá de sus expectativas. Simplemente no podían poner en obra ideas originales ya que su lado izquierdo no andaba precisamente cooperativo. Pero, tal como cualquier otro problema en el mundo, un poco de corriente por aquí y por allá en tu cabeza puede solucionarlo. Por ello, conectaron electrodos directamente en los lóbulos temporales anteriores de ambos lados en cada uno de los participantes en una técnica llamada estimulación transcranial por corriente directa (tDCS). Al utilizar esta técnica y usar pequeñas cantidades de energía, la región neuronal mas cerca del ánodo (polo negativo) se ve estimulada, mientras que la región cerca del cátodo se ve deprimida. Al colocar los electrodos de derecha a izquierda se consigue potenciar el efecto creativo de ese lado y reprimir el establecido del otro. Otros dos grupos control, uno con los electrodos de izquierda a derecha y otros donde se dejaba de aplicar corriente apenas el experimento comenzara (claramente sin que los sujetos lo supieran) fueron establecidos.
Se les pidió a los participantes que resolvieran problemas tipo I al principio y luego las cosas se fueron complicando. Como resultado, 20% del grupo control (no-estimulado) logró resolver ejercicios tipo II donde un 60% de los estimulados pudo hacerlo, y en el caso de los tipo III el 45% de los no-estimulados pudo resolverlos a diferencia del 85% en el caso de los estimulados. La diferencia entre los grupos control (no estimulados) fue estadísticamente no significativa (lo que valida a los controles). Una vez mas la corriente salvó el día.
Si bien podamos aceptar que este experimento confirma la hipótesis de que son los lóbulos temporales anteriores los que determinan nuestra conducta creativa o mas conservativa al resolver un problema, las limitaciones de la técnica hacen que saber como funcionan exactamente aun no pueda ser precisado. No podemos saber si es debido a la estimulación aislada de la corteza derecha, la estimulación e inhibición simultánea de la corteza derecha-izquierda (como lo hace el tDCS en este estudio) o la supresión de la corteza izquierda lo que hace mas probable ver este tipo de resultados. Además, para un nivel de evidencia superior el estudio debería poder realizarse con una población bastante superior de modo que los resultados fuesen mas estadísticamente significativos (en este caso fueron solo 2o personas).
Fuente:
Ars Technica